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  • Antonio López Díaz

Moldavia lucha contra sus orfanatos

Nada puede reemplazar a unos padres, ni siquiera el mejor orfanato. Esta es una de las premisas de las organizaciones locales de Moldavia y Transnistria


Las medidas adoptadas por el gobierno moldavo en colaboración con organizaciones sociales han conseguido en tan solo tres años, que haya 5.000 niños menos internos en orfanatos.



Orfanato Parkane, uno de los diez que existe en Transnistria, está considerado como el que presenta las condiciones más duras de vida . Información de abril de 2017 en Transnistria, 1076 niños en orfanatos: 627 niños privación de los derechos de los padres. 106 niños de familias en riesgo - 343 niños huérfanos con discapacidades.



En la oficina de Natalya cuelga una foto de su familia, marido y tres hijos. Cuenta emocionada lo que sintió al ver a su hijo mayor entrar por primera vez con nueve años a un supermercado. Se quedó anonadado viendo las estanterías llenas de productos. Nunca pensó que existieran jabones con otras formas y otros olores, distintas opciones para elegir. Los tres hijos de Natalya crecieron en un orfanato hasta que ella les adoptó. Dentro del centro la vida es monótona, las acciones son mecánicas, las ordenes claras y concisas. Lávate, haz la cama, hoy corte de pelo…. Los niños no toman ninguna decisión, su autoestima y capacidad de desenvolverse no se trabajan y al cumplir la edad para salir, se encuentran solos en un mundo nuevo y desconocido, sin experiencia y sin ningún referente. Ser huérfano de padres implica ser huérfano de los brazos que cobijan, de las caricias de una madre, de una cama paterna donde refugiarse de las pesadillas, huérfano de besos en las heridas y de cimientos donde apoyar la construcción de una personalidad. Natalya vive en Tiráspol, capital de Transnistria, una provincia de Moldavia que se autoproclamó independiente tras la caída de la URRS y que no está reconocido internacionalmente como estado. Si Moldavia está considerado el país más pobre de Europa, Transnistria lo es más. Si uno de los problemas más importantes de Moldavia es la corrupción, en Transnistria es aún peor. Si al gobierno Moldavo le cuesta dar cobertura a los asuntos sociales, el de Transnistria ni se lo puede plantear. Natalya trabaja para la ONG Help the Children que se ha propuesto cubrir el agujero donde el gobierno no llega; la inclusión de los huérfanos en la sociedad y terminar con los orfanatos. Su labor incluye todas las etapas del huérfano, desde su infancia hasta su salida del orfanato. Sus esfuerzos están enfocados a promover las familias de acogida, una figura nueva en Transnistria. El objetivo es encontrar un lugar para los niños de entre siete y dieciocho años, los candidatos prefieren niños más pequeños. Tienen claro que los niños criados en una familia crean unos lazos por los que dejan de ser vulnerables. La mayoría de los tutores, como prefieren denominarlos, viven en zonas rurales. En la ciudad los escuetos apartamentos de la era soviética no dan lugar a ello. Suele tratarse de personas mayores que ya ha criado a sus hijos y, en su mayoría, los han visto abandonar el país buscando un porvenir. 30 familias por ahora que acogen niños de los diez orfanatos que hay en Transnistria. El estado aporta unos 100 dólares por mes y niño, pero los tutores se quejan de que no les llega para todo. La ONG aporta entre 30 y 75 $ más, gracias a sus benefactores extranjeros, dependiendo de las necesidades de cada familia. Uno de los requisitos es que al menos un miembro de la familia tenga trabajo estable, algo nada habitual en la región. Lyuda Zagryadskaya de 60 años enviudó hace un año. Su mayor preocupación es mantener a los seis niños que tiene en acogida en su casa de Nezavertaylova. Solo recibe ayudas del gobierno por los pequeños, a los mayores les trajo de Rusia. “Para mí no supone ningún esfuerzo el trabajo que dan, es una bendición tenerlos. Tendría más pero el estado no me deja por mi edad y porque ahora sería difícil mantenerlos” Una de sus hijas de acogida tiene 40 años pero se ha quedado en la familia. Ella es sordomuda, Lyuda solo acoge niños con algún tipo de problema. El año pasado un grupo de voluntarios llegados desde Ohio le construyeron un baño dentro de la casa para evitar que los niños salgan al patio en el frio invierno de la zona. “Siempre hay cosas que mejorar. Lo siguiente, el tejado y un extractor de humo para la cocina”. Constantine trabaja en la construcción, él y su esposa Valentina acogen a cuatro niñas huérfanas a las que cuidan y educan junto a su nieta, que vive con ellos desde que sus padres tuvieron que salir del país en busca de trabajo.




Lyuda Zagryadskaya con sus niños de acogida



Huérfanos económicos. Según datos ofrecidos en el informe de la Relatora Especial de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos en Moldavia, la migración económica ha dejado a unos 100.000 niños moldavos sin Padres. “Su educación y desarrollo son a menudo confiados a sus abuelos u otros parientes. En algunos casos, tienen que defenderse por sí mismos e incluso dirigir hogares enteros”. En el informe, publicado en 2014, se habla de 7.000 niños internos en orfanatos y se advierte que “los jóvenes criados en instituciones tienen un riesgo mucho mayor de desempleo, falta de vivienda, caer en redes de explotación y tráfico sexual, e incluso el suicidio, que sus iguales criados en las familias”.



Larisa, su marido y sus tres hijos viven bajo el umbral de la pobreza. Reciben ayudas para que puedan mantener a los niños en la escuela. Su hija mayor, Katia es una joven promesa del remo en Transnistria.


Solo el diez por ciento de los niños que se encuentran en los orfanatos no tienen padres. La mayoría son hijos de padres que han perdido la custodia por problemas derivados del consumo de alcohol o drogas, violencia de género o por extrema pobreza. No hay recursos estatales para apoyar a estas familias y difícilmente son capaces de remontar la situación sin ayuda, por lo tanto es infrecuente que recuperen a sus hijos. Las organizaciones locales, tanto en Transnistria como en Moldavia, se muestran orgullosas de los avances conseguidos con los programas de ayuda a familias en riesgo. Al otro lado de la frontera, frente a la ciudad de Bender la ONG CCF Moldova ha comprado una casa por 2.000 € a la familia Turan, que estaba a punto de perder la custodia de sus cinco hijos. La condición para vivir en la casa es que la arreglen y que los progenitores abandonen sus adicciones y encuentren trabajo. Lina Botnaru, trabajadora de la ONG piensa que “mejor con sus padres que vivir separados en orfanatos. Estamos convencidos de que con nuestra ayuda conseguirán cambiar y mantener a su familia”.


Familia Turan. La ONG gracias a múltiples colaboraciones, ha conseguido comprarles una casa por 2000 € con el objetivo de mantener unido el núcleo familiar . La casa debe ser rehabilitada y se han comprometido a salir de sus adicciones para conservar la casa. Para la ONG es primordial que los niños se creen con sus padres, por ello todos sus esfuerzos están encaminados en ese sentido, siempre es mejor que en un orfanato.


Síndrome Alcohólico Fetal El SAF o TEAF es una patología generada por los daños cerebrales y neurológicos causados por la ingesta de alcohol por parte de la madre durante la gestación. Se han detectado secuelas incurables en los niños gestados con este problema; descoordinación, hiperactividad, incapacidad de concentración, desmemoria, discapacidad para el aprendizaje, ansiedad, conductas agresivas. El alcoholismo es un mal endémico en Rusia y las ex repúblicas soviéticas, se conoce esta patología como el “síndrome del cinturón del Vodka”. Sólo en Barcelona se han detectado 400 casos en niños adoptados que provienen de esta zona, llegándose a sopesar la idea por parte de la Generalitat de cerrar las adopciones con estos países de forma preventiva.

Vulnerabilidad. Casi todos los orfanatos están en pueblos y es la gente de los pueblos los que trabajan allí. La mayoría adora a los niños, pero no están preparados para trabajar con ellos. Los centros no están dotados de los recursos necesarios. Suele haber dos psicólogos por orfanato pero con escasa preparación. En HTC estiman que un noventa por ciento de los niños tienen problemas psicológicos heredados de los problemas familiares que han vivido. Los niños están en el orfanato hasta que se gradúan en el colegio, a los 16 o los 18 años. Algunos pueden salir a colegios fuera. Sufren miedos al abandonar el orfanato por su falta de preparación para organizarse, por la falta de referentes y de apoyos una vez fuera. Nadie les enseña cómo debería ser una buena persona, como crear una familia, como cuidar de sus futuros hijos. La mayoría de ellos no terminan los estudios, salen a la calle, tienen hijos que acaban dejando en el orfanato por no poder hacerse cargo de ellos. Dima trabaja en la ONG y conoce bien el comportamiento de los huérfanos, él ha sido uno de ellos. “Es fácil reconocerlos por la forma de moverse, por la forma de vestir. Se han criado sin apenas referentes y no les resulta sencillo elegir ropa fuera del orfanato donde usan la que hay, sin posibles combinaciones. Se les nota en la mirada, algunos reformatorios son realmente duros” Son presas fáciles para las mafias que operan en la zona. Los chicos encuentran dinero fácil y empiezan trapicheando con drogas o con pequeños robos. Para las chicas es más peligroso aún.


Una vez que acaba la estancia en el orfanato, y siendo ya adolescentes, deben prepararse para la vida en sociedad. Las organizaciones estatales entregan una ayuda de 400 € para comenzar una vida para la que no han sido entrenados, no tienen conciencia de cómo vivir sin el apoyo y la manutención del orfanato, por lo que no es infrecuente que empleen esa ayuda económica en cosas fútiles. Ellos tienen hijos muy pronto que no pueden mantener y que de nuevo, terminará en los orfanatos, una rueda que nunca deja de girar. En la foto, Katya, embarazada de 6 meses. Ella y su pareja están recibiendo apoyo económico, para que cuando nazca el bebe , lo haga en un ambiente óptimo para su desarrollo. Detrás de la foto, el ferry en el río Dniester, el límite natural con Moldavia. Tiraspol / Transnistria

Victoria cuenta como estuvo a punto de desaparecer. Al poco de salir del orfanato encontró una mujer en la calle que la requirió para ayudarla a subir a casa las bolsas de la compra. Le preguntó por su situación, si tenía familia, amigos, trabajo. Pronto la convenció para que abandonará la casa donde vivía con varios huérfanos y viviera más cómodamente con ella. Su ingenuidad la llevo a la boca del lobo y a los pocos días descubrió que todo estaba preparado para trasladarla a Qatar donde trabajaría de prostituta.








En la ONG en la que trabaja Natalya, han creado grupos de adolescentes que se reúnen fuera del orfanato, en las aulas de la organización, y son preparados para su salida a la vida. Elena es su tutora y se encarga de ayudarles a entender cómo manejar las relaciones personales. Se reúnen en torno a una mesa y preparan entre todos la merienda antes de sentarse a conversar sobre como imaginan el futuro. Les enseñan a estudiar, organizar su habitación, como ocupar su tiempo libre, buscar trabajo… Cuando abandonan el orfanato no tienen nada, reciben 400 $ del estado que suelen gastar en pocos días en comprar teléfonos móviles, tecnología, cómo cualquier adolescente de cualquier lugar del mundo consumista.



La ONG está construyendo, sin la ayuda del estado, una casa en Tiráspol para cuando a los jóvenes les llegue el momento de abandonar el orfanato. Será un alojamiento y centro de día. Tendrá una cocina donde se les enseñará a cocinar, talleres de oficios, un comedor y habitaciones para treinta chicas chicas. El centro dispondrá también de apoyo psicológico. El coste de la casa, 225.000 $ que serán pagados a plazos, mantener la actividad costará otros 4.000 $ al mes. También se preocupan de buscarles trabajo en empresas colaboradoras y apartamentos donde varios huérfanos conviven con un tutor. Todo centrado en adaptarles a la vida real y salvarles de ser presas fáciles para las mafias.

Huérfanos discapacitados. La Casa de Chisnau. El Relator Especial de la ONU pide al estado en su informe de 2014, un esfuerzo en la creación de servicios comunitarios adecuados para los huérfanos con discapacidades, así como los esfuerzos para fomentar la inclusión, la aceptación y la no discriminación hacia estos niños. A pesar de una disminución de más del 50% en el número total de niños en instituciones residenciales, desde el inicio de la reforma del sistema de atención residencial para niños no ha tenido casi ningún impacto en los niños con discapacidades, estos representan más del 50 por ciento de todos los niños menores de tres años en orfanatos. CCF Moldova ha tenido mucho que ver en la disminución de orfanatos en el país. Lina Botnaru sobre su relación con los cargos de los orfanatos “Colaboramos, pero ellos saben que trabajamos para dejarles sin empleo”. También han construido un hogar muy especial para huérfanos con discapacidad en Chisinau. La casa es gestionada por la ONG y a ella acuden voluntarios internacionales para ocuparse de los niños. Cuenta con unas instalaciones modernas y adaptadas a las necesidades de los discapacitados. Todos los que habitan en la casa están pendientes de acogida, pero es tarea imposible encontrar una familia que se haga cargo de niños con estas necesidades. Casi todos tienen padres que no se han podido ocupar de ellos y muchos los visitan frecuentemente. Hay una madre que emigró en busca de empleo y ocupa sus vacaciones en venir a Moldavia a pasar temporadas en la casa junto a su hijo.



Reconversión de los orfanatos. Tras la caída del telón de acero afloraron las terribles condiciones en las que vivían los huérfanos de distintos países que formaban el Bloque del Este. En las afueras de Tiráspol en Transnistria, se encuentra el orfanato de Parkane. Mihail, nombre ficticio de un joven que pasó en el su infancia lo describe como el más duro del país. “Todo allí dentro funciona como una cárcel” En Moldavia han trabajado duro para humanizar los orfanatos y hay centros como el de Chisinau donde los huérfanos conviven con niños que viven con sus familias. Sus padres pueden dejarlos en el centro en su horario de trabajo. Consiguen por un lado que los internos tengan un contacto con la sociedad y por otro dan una opción a los padres para que sus hijos no supongan un problema a la hora de trabajar.


La directora de un orfanato de Chisinau abraza a una de las niñas que permanecen a la espera de encontrar una familia.



El mayor esfuerzo se centra en fomentar las familias de acogida, proporcionado así a los niños la posibilidad de crianza en un ambiente familiar, para promover su desarrollo emocional y social y mejorar su opciones de futuro. La familia Pascale tiene tres hijos en acogida. Él es un policía retirado y pasan la mayor parte de su tiempo con los niños.

Anenii Noi / Moldavia



Familia de acogida - Valentina y Constantine Stratulat tienen cuatro niñas en acogida y también se encargan de su nieta mientras sus padres trabajan en el extranjero. Las chicas son más vulnerables a caer en mafias de prostitución al salid del orfanato. En la foto, la familia se posa en una habitación que han habilitado como iglesia para orar allí juntos. Él está empleado en la construcción y su esposa se encarga de la casa. Slobozia / Transnistria


Familia en crisis - Las ONGs ayudan a las familias en riesgo para que el gobierno no les quite la custodia. Por muy mal que sea la situación económica de la familia, los niños siempre estarán mejor con sus padres. En la actualidad, en Transnistria hay 270 niños en 118 familias en riesgo. En la imagen; Irina vive con sus dos hijos en una casa de aproximadamente veinte metros cuadrados. Ella gana 50 € al mes. La casa tiene sólo una habitación y una cocina. Comparten la misma habitación. Tiraspol / Transnistria

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